Un sistema democrático nuevo

ES NECESARIO Y URGENTE LA SEPARACIÓN DE PODERES.

UN SISTEMA DEMOCRÁTICO NUEVO

Elías Llamazares de la Puente                    versión 11-JL-2020

Cuando en el año 1978 leí en la Constitución Española: “ La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado” me llevé una gran alegría. Ahora que la he vuelto a leer me ha producido tristeza. Quizá usted piense como yo que la realidad es muy otra, que nos han engañado y que nos seguirán engañando, si no somos conscientes de que tenemos que actuar contra los que se saltan este artículo.

El deterioro del sistema actual es evidente. Ni la soberanía nacional la tiene el pueblo, ni mucho menos de Él emanan los poderes del Estado. Se nos permite votar cada cuatro años y gracias.

Los poderes del Estado están en otras manos, consecuentemente nuestra democracia es falsa. Si esto es inaceptable, mucho más lo es el que la hayan convertido en injusta, ineficaz, obsoleta y seguro que usted podría añadir más calificativos, probablemente ninguno bueno.

Es necesario y urgente la mejora del actual sistema democrático, empezando por la Constitución y la Ley Electoral. No debemos dejarnos engañar por reformas más aparentes que reales. El cambio debe ser profundo y debemos empezar a trabajar ya y sin miedo.

Nada se escapa al paso de los tiempos: ni los conservadores, ni los miedosos, ni los vagos van a poder impedir que nuestra democracia evolucione. Retrocedamos unos años, situándonos por ejemplo en torno al año 1800, cuando reinaba en España Carlos IV. Probablemente muchos de los españoles de entonces pensarían que no había otra forma de gobierno posible. Nosotros no podemos ahora caer en el mismo error y creer que solo es posible el actual sistema democrático. Insisto, nada se escapa a la ley de la evolución. Ahora hagamos una elipsis situándonos en el año 2200. Nadie sabe cómo será entonces el sistema de gobierno, ni hacia dónde se producirá la evolución. A lo mejor no se parece en nada al actual. Pienso, y deseo, que será un sistema democrático más perfeccionado.

Naturalmente la experiencia de estos años debe marcarnos el camino a seguir. No vamos a perder el tiempo en hacer un listado de los problemas que esta democracia ha creado al pueblo español, pues están en la mente de todos. Vayamos a las causas.

No veo posible una libertad política y una democracia real sin una separación verdadera de los poderes clásicos: legislativo, judicial y ejecutivo. Si bien esta separación la considero necesaria, no es suficiente. Hay que mejorar también, y mucho, la participación ciudadana.

Los poderes legislativo, judicial y ejecutivo más la participación ciudadana, son las cuatro raíces del árbol democrático. Solo si conseguimos fortalecerlas el árbol crecerá sano, la democracia del futuro será real, eficaz y justa.

Usted lector podría estar de acuerdo conmigo en que la separación de poderes solo se conseguirá con la votación del pueblo español a los tres poderes, de manera independiente. Cada español tres votos.

Consecuentemente pienso que en unas Elecciones Generales debería haber tres urnas: una para el Poder Legislativo, en la que el ciudadano votaría al partido político más afín a su ideología. Entiendo que es donde los partidos políticos deben desarrollar su actividad más importante; por ello, las listas deberían estar formadas por miembros de los partidos políticos o personas afines. Otra urna para el Poder Judicial, con listas solo integradas por profesionales de la justicia. Y una tercera urna para el Poder Ejecutivo, que es el que tiene la responsabilidad de la labor de gobierno, con listas formadas solo por profesionales de la gestión.

Cada una de las personas elegidas debería trabajar, por su formación, en lo que sabe hacer, los aficionados fuera. Naturalmente no debería haber ningún tipo de relación entre los equipos que se presentarían a los distintos poderes. Así se evitaría la creación de grupos de poder manejarían los tres poderes.

Insisto en la condición de que las distintas personas que aceptasen tomar responsabilidades en cualquiera de los tres poderes, deberían tener un currículo adecuado a las responsabilidades a desempeñar, para que aportaran la formación y experiencia adecuadas. La complejidad de la actividad política no se escapa a la exigencia de una especialización profesional cada vez mayor, es una consecuencia de los tiempos actuales.

Entremos ahora en cada una de las raíces del árbol democrático con un poco más de detalle.

PODER LEGISLATIVO-CONGRESO-PARTIDOS POLÍTICOS.

La Constitución da un papel de protagonismo principal a los partidos políticos, y estos han sometido al resto del sistema democrático. Así muchas instituciones gubernamentales se han olvidado del pueblo pero no de los partidos políticos, pues se han puesto a su servicio. Los partidos políticos se han apoderado de nuestra democracia, y los resultados todos los conocemos. Quiero hacer notar que actualmenteya se habla y escribe sobre una democracia aletargada, de un shock democrático, de una democracia falsa y muchos nos preguntamos para qué ir a votar.

La práctica de estos años nos ha demostrado que la gobernabilidad del estado está muy influenciada por otros poderes, como pueden ser los poderes económicos y religiosos. Siempre será más difícil presionar a tres poderes independientes (legislativo, judicial y ejecutivo) que a uno solo. Basar la democracia únicamente en los partidos políticos es un grave error.

En las encuestas sobre en quién confían los españoles, los resultados indican que los últimos son los políticos y los penúltimos los partidos políticos. La evaluación empeora cuando se pregunta cuál es el principal problema que hay actualmente en España: después del paro y de la economía están lo políticos y sus partidos. Han pasado a ser un problema y no una solución. Usted lector ¿ha oído o leído alguna disculpa por su parte?, yo no. Y así encuesta tras encuesta.

Los partidos políticos se fundan en base a una ideología social, y cuando se presentan a las elecciones es para ponerla en práctica con dos herramientas: dictar leyes y hacer los presupuestos del Estado. Es decir, las funciones propias del Congreso. Entiendo que tomar responsabilidades fuera del Congreso no les corresponde. Y no hay por qué dudar de que otras organizaciones puedan ser tan defensoras de la democracia y del pueblo como los partidos políticos.

PODER JUDICIAL-CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL-EQUIPO DE PROFESIONALES DE LA JUSTICIA (CGPJ)

El artículo 117 de la Constitución dice: “La justicia emana del pueblo se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del poder judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley.” Y el artículo 122.2 dice: “ El Consejo General del poder judicial es el órgano de gobierno del mismo.”

La lectura de estos artículos en contraposición al comportamiento que muestran jueces y magistrados en los últimos tiempos, hace que nuestra indignación suba al máximo. Uno no tiene más remedio que pensar muy mal al ver el ejemplo que dan los partidos,  los jueces y magistrados cuando se proponen cubrir los puestos en el CGPJ, en el Tribunal Supremo o en el Tribunal Constitucional. ¿Dónde está la independencia? ¿No sería más lógico que entre los profesionales de la justicia se eligieran a los mejor preparados para los distintos organismos de la justicia?

En el Barómetro de confianza institucional de 2013 del Centro de Investigaciones Científicas(CIS) los fiscales están en el puesto 18, los jueces en el puesto 20, el Tribunal Supremo en el 22 y el Tribunal Constitucional en el 26, cuando deberían ocupar los cuatro primeros puestos. En la Escala de Confianza Ciudadana de 2016 el PODER JUDICIAL obtiene una nota de 3,91, el CGPJ 3,54 y el TRIBUNAL CONSTITUCIONAL 3,4.

Estos datos son antiguos, pero nada ha cambiado sobre la opinión de los españoles sobre la JUSTICIA. El periódico La Vanguardia, con fecha abril del 2019 publica un estudio de la UE.

“El sondeo realizado entre los ciudadanos revela que más de la mitad de los españoles (55 %) valora negativamente la independencia de los jueces y tribunales en España (entre el 37 % que la cree «mala» y el 18 % que la califica de «muy mala»).

Solo el 5 % cree que la independencia de los jueces y tribunales es «muy buena» y el 32 % la califica de «buena».

El Eurobarómetro de los ciudadanos revela que para el 64 % de los españoles «la presión política» explica «en gran medida» el motivo de su percepción negativa de la independencia de los jueces y tribunales.

Por otra parte, el 50 % de los españoles atribuye esa mala valoración a la interferencia o presión de intereses económicos.”

No puede haber una DEMOCRACIA real, justa y eficaz sin una JUSTICIA real, justa, eficaz e independiente.

La mejor solución sería cumplir con el artículo 117.2 de la Constitución y si la justicia emana del pueblo, éste debería poder elegir a los miembros del CGPJ, como máximo órgano del Poder Judicial. Así, entre los equipos de profesionales de la justicia que se presentaran a dirigir el CGPJ, el ciudadano debería poder elegir aquel equipo que, según su programa electoral y el currículo de sus componentes, considerara más preparado.

Los miembros del CGPJ, con la total independencia que les proporcionaría el salir elegidos por el pueblo, deberían y podrían trabajar sin las presiones que todos no queremos.

PODER EJECUTIVO-GOBIERNO-EQUIPO DE PROFESIONALES DE LA GESTIÓN

En el artículo 66.2 de la Constitución se puede leer: “Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno…”. Todo control, para que sea eficaz, debe ser hecho por una entidad independiente. En este caso como las Cortes y el Gobierno son los mismos, las Cortes no pueden funcionar como control del Gobierno. El control del Gobierno es tan importante para un buen funcionamiento de una democracia, que los miembros del Gobierno no deberían ser nombrados por el Congreso.

Nada más lejos de mi intención que proponer que el Estado sea gestionado como una empresa: los fines son distintos, pero no hay por que rechazar ni sus métodos ni a sus profesionales. Comprobamos como, después de cada cambio de Gobierno, el presidente elige entre sus más fieles seguidores a las personas destinadas a ocupar los puestos de ministros. En muchas ocasiones constatamos que sus currículos no tienen nada que ver con las responsabilidades que van a desempeñar, y más aún, es normal ver como una persona pasa de un ministerio a otro, como si valieran para todo. Luego vemos, que no valen para lo uno ni para lo otro. En un mundo muy especializado esto ya no es admisible.

¿Por qué los mejores profesionales españoles no forman parte del Gobierno?. Hoy tenemos en España profesionales, en muy distintas materias, que han mejorado la formación de sus respectivas carreras con másteres y cursos en universidades e institutos españoles y extranjeros. Españoles que amplían su formación en el famoso Instituto Tecnológico de Massachusetts, son fichados por empresas multinacionales y nosotros nos perdemos sus conocimientos y la inversión económica hecha por todos, en su formación.

No entendemos cómo para Ministro de Asuntos Exteriores no se elige a un profesional del cuerpo diplomático, cuya formación es tan exigente y dura. No comprendemos como para Ministro de Sanidad no se elige a un director o gerente de un gran hospital con la formación y experiencia que tienen. Y así podríamos seguir enumerando más ministerios.

Yo quisiera para el Gobierno de España a los mejores profesionales de cada actividad, sin ninguna influencia política, solo condicionados por sus resultados. Pero no nos confundamos, no me refiero solo a rentabilizar los Presupuestos del Estado sino también a los de orden social: educación, sanidad, empleo, I+D+i, cultura… Conseguir a estos profesionales supondría que deberíamos pagarlos por lo menos lo mismo que las empresas privadas, pero no dudemos que si rinden en la empresa privada, también lo harían en el Gobierno en cualquiera de sus organismos, departamentos o empresas públicas. Desconfío de las personas que dicen que se afilian a un partido político solo con la intención de prestar un servicio a la comunidad; en este caso prefiero que se apunten a una ONG.

El procedimiento sería muy sencillo. En unas Elecciones Generales, el pueblo con su voto elegiría, por su programa electoral y el currículo de sus componentes, al equipo que considerara más capacitado entre los equipos de profesionales de la gestión que se presentaran al Poder Ejecutivo..

Seguro que estos profesionales no tirarían nuestro dinero en aeropuertos, edificaciones, autopistas… de escasa utilidad construidos para la búsqueda de votos y vanagloria de los políticos.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Ésta es la cuarta raíz del árbol democrático. Si usted lee el articulo 9.2 que dice: “Corresponde a los poderes públicos…facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social” quizá se hará la misma pregunta que me hago yo. Cómo han hecho esta participación que muchos no nos hemos enterado. Desde luego no será a través de los referendos que se han celebrado durante estos años, ni tampoco a través de la Iniciativa Legislativa Popular(ILP), único instrumento al alcance de los ciudadanos.

Hay otro artículo de la Constitución que me llama la atención y quizá a usted también. Es el 66 que en su apartado 1 dice: “Las Cortes generales representan al pueblo español…” y claro, los políticos se extralimitan en su interpretación. El pueblo español les da su representación pero no con total libertad para tomar decisiones. En las Elecciones Generales el pueblo vota y elige al partido ganador según su programa electoral y éstas son las instrucciones del pueblo: te doy mi representación pero cumpliendo tu programa electoral, que es el que hemos elegido como el mejor. Pero no es así y además las Cortes toman decisiones incluso contrarias al programa electoral del partido ganador.

Aún hay otro artículo que seguro que a usted le indignará como a mí. Apartado 1 del artículo 92: “ Las decisiones políticas de especial trascendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”. Las palabras podrán y consultivo denotan por parte de los padres de la Constitución, una total desconfianza en el pueblo español. Quizá le consideraban ignorante o peligroso si se le permitía una mayor participación en la democracia recién instalada. Urge la sustitución de las palabras podrán por deben y consultivo por vinculante.

Presentar una ILP en España está lleno de dificultades y es un camino directo al fracaso. Las estadísticas lo demuestran, pues llegar a que la debatan en el Congreso es ya un éxito. ¿Conseguirá alguna de ellas una formulación final de ley?

La tramitación es complicada pero aún hay algo peor: el pueblo no puede plantearlas en temas tan importantes tales como: Estatutos de Autonomía, Ley Electoral, Defensor del Pueblo, Educación, Derecho de Reunión, Libertad Religiosa, Partidos Políticos…Además, según el artículo 166 de la Constitución, solo puede reformarse la Constitución por los apartados 1 y 2 del artículo 87, por lo que la ILP queda excluida como vehículo para la reforma constitucional.

En el Congreso hay una Comisión de Peticiones, la gran desconocida y definida por algunos como “solo un trámite administrativo”.

   El Congreso ya rechazó en junio la figura del ‘diputado 351’, que pretendía que el ciudadano pudiera exponer personalmente sus peticiones en el Congreso.

Nunca una democracia será verdadera si el pueblo no tiene un cauce eficaz para proponer y aprobar iniciativas, así como medios de control sobre los poderes del Estado. Urge modificar a fondo la Ley Orgánica 3/1984 que establece el procedimiento de la ILP.

Mi deseo es ver fuertes estas 4 raíces del árbol democrático. Todas estas ideas las agrupo bajo el nombre de SISTEMADEMOCRÁTICO4 (SD4).Una pregunta: si algún día los franceses implantan un sistema parecido a estas ideas, probablemente los españoles lo copiaremos tarde y mal, como nos ha demostrado la historia en otros casos. ¿Los españoles podríamos alguna vez cambiar esta tendencia?

El Congreso debería formar un equipo de profesionales del Derecho Constitucional que empezara a trabajar en la redacción de una modificación de la Constitución y de la Ley Electoral.

Este equipo se equivocaría si no empezara por recoger las ideas y las propuestas de la ciudadanía, llevarlas a un referendo nacional y las aprobadas convertirlas en artículos de la Constitución.

La clase política nunca va a asumir un planteamiento como éste, ni total ni parcialmente, pues atenta directamente contra sus intereses: mantener la mayor cota de poder posible. Y cuando se sienten amenazados entonces si se ponen de acuerdo y cierran filas. Solo lo veo viable, con muchas dificultades, a través de la presión de la ciudadanía (asociaciones, plataformas…), proponiendo una nueva redacción de la Constitución, en la que se recojan estas ideas y saliendo a la calle a defenderlas.

Llevar todo lo comentado a la realidad, con las modificaciones y aportaciones de todos, es verdaderamente una utopía. El pueblo español se merece tener esta utopía.

sistemademocratico4@gmail.com

 

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